jueves, 1 de septiembre de 2011

El Cigarrillo


Se cree que la planta de tabaco, la Nicotiana tabacum, es originaria de la zona del altiplano andino y que llegó al Caribe unos 2000 ó 3000 años antes de Cristo. Cuando Colón llegó a América, la planta ya se había extendido por todo el continente y casi todas las tribus y naciones de América habían tenido contacto con el tabaco y tenían con él una relación más o menos intensa.
El 28 de octubre de 1492 fue una fecha clave en la historia del tabaco. Ese día, Colón y sus naves llegaron a la bahía de Bariay, cacicazgo de Maniabón, en la costa noreste de la isla de Cuba, al norte de la actual provincia de Holguín. «...Es aquella isla la más hermosa que ojos hayan visto...», escribiría luego Colón en su diario, impresionado por el esplendor y la variedad de colores que le ofrecía la tierra que acababa de descubrir.


Unos días más tarde Colón, como era su costumbre, mandó a dos de sus hombres, Luis de Torres y Rodrigo de Xerez, a explorar la zona circundante y, si era posible, contactar con los emisarios del Gran Kan. Colón aún creía que había llegado a las Indias, y su única obsesión era reunirse con dichos emisarios para llevar a cabo la principal misión que le habían encomendado los Reyes Católicos: firmar un tratado comercial.
Entre los días 2 y 5 de noviembre, los dos exploradores recorren la zona próxima al lugar de desembarco y se encuentran con los habitantes de la isla, los indios taínos. Una de las cosas que más les llama la atención es ver a hombres y mujeres aspirando el humo de unos cilindros de hojas secas.
De regreso a Playa Blanca, en la bahía, relatan a Colón lo que han visto y éste hace la siguiente anotación en su diario el día 6 de noviembre de 1492.No estamos completamente seguros. El tabaco es uno de los pocos productos que no están regulados. Los alimentos tienen que llevar una lista de ingredientes, la ropa lleva etiquetas de composición, los aparatos eléctricos han de estar homologados... pero el tabaco no está sometido a ningún tipo de regulación.
Por eso tenemos que acudir a lo que entidades gubernamentales, españolas o extranjeras, o bien laboratorios de investigación, han encontrado en los cigarrillos. Se han descubierto cerca de 4.000 substancias químicas en el tabaco y al menos, 40 de ellas son cancerígenas para el hombre.
 
El daño que produce el cigarrillo en el cerebro, es comparable al que produce el consumo de cocaína.
Científicos del Instituto Nacional para el Abuso de Drogas en E.E.U.U, han realizado recientemente un estudio, en el cual queda en evidencia que el daño que causa el consumo de tabaco y el daño que provoca el consumo de cocaína para el cerebro, se asemejan más de lo que las personas creen.
Dicho grupo de investigadores, comparó tejido cerebral (postmortem) de personas fumadoras, no fumadoras y ex fumadoras, encontrando similitudes y cambios en el cerebro que al parecer se hacen evidentes tras años de consumo, aunque se haya dejado de hacerlo. El estudio se publicó en el Journal of Neuroscience.
Dichos cambios en la estructura del cerebro, pueden explicar (según los expertos) el hecho de que el consumo de tabaco, sea algo tan difícil de evitar para los fumadores y también puede explicar por que se tiende a recaer en dicho consumo.
Bruce Hope, medico líder de la investigación, afirmó que en el estudio se confirman las adaptaciones que debe atravesar el cerebro de los animales tras el consumo de drogas y cómo estas también se ven en los humanos.
Dichos cambios perduran en el tiempo por más que la persona ya no sea consumidora, y pueden ser estos quienes colaboren a nivel cerebral para que la persona recaiga en el consumo.
El doctor John Stapleton, perteneciente al Centro Nacional de Adicciones en el King’s College de Londres, afirma que se trataría de algo extraño que tras el consumo de grandes dosis denicotina y en forma diaria, que el cerebro no resultara con cambios duraderos en su estructura.

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